Pito pito gorgorito...

Un culebrón con final adelantado. Eso es lo que la nueva ley destinada a suprimir la publicidad en TVE está resultando para el Gobierno, ya que nadie está satisfecho con lo puesto sobre el papel. Televisiones privadas (con menos fuerza) y telecos se opusieron a la implantación de un canon destinado a compensar el reparto de la tarta publicitaria, pero después de mucho protestar, con incluso un detallado informe de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones resaltando lo arbitrario de la medida de por medio, parece que al final pagaremos justos por pecadores y, como siempre, será el consumidor final el que termine sufriendo los vaivenes del mercado.

Y es que los responsables de la CMT y la Asociación de Empresas de Tecnologías de la Información y Comunicaciones de España (AETIC) ya han advertido que la imposición de esta tasa “podría obligar” a las empresas a
trasladar este incremento al usuario final, que al fin y al cabo ni tiene la culpa de que el Gobierno quiera eliminar la publicidad de TVE, ni ha señalado con el dedo al sector de las telecomunicaciones. O sea, que nuestros políticos juegan al “pito pito gorgorito” con la financiación televisiva y el resultado es que nosotros pagamos la entrada al espectáculo. Tiene toda la pinta de que así va a ser, y mucho cambian las cosas o qué nos apostamos a que pasados unos meses de que el nuevo modelo de televisión pública entre en marcha ciertas tarifas de telefonía y/o Internet pegan un saltito como quien no quiere la cosa, obligando al televidente a rascarse el bolsillo una vez más para pagar un canal de la caja tonta que, dicho sea de paso, como no se espabile en ofrecer contenidos atractivos va a sufrir un descalabro de audiencias de aúpa. Sin deportes, con los estrenos de cine (que ya de por sí eran escasos) limitados y parte de su financiación dirigida a programas de contenido político e información corporativa de la Unión Europea, en TVE no se enteran de que lo que gusta en España es el sensacionalismo, el cotilleo y los realities, todo lo cual estará vetado en el nuevo modelo de televisión pública.

Viendo lo que se nos viene encima, y con algunas privadas comenzando ya a
tantear las emisiones de pago para la futura TDT, cabe preguntarse si en Televisión Española volverán al menos a programar culebrones como los de antaño. Si no es así, con hacer un resumen de esta historia seguro que da para algo suficientemente esperpéntico.
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