Ahora que estamos en época de vacaciones, y aunque todos intentamos
desconectar, lo cierto es que por diversas razones muchos de nosotros
necesitamos continuar accediendo a Internet con regularidad para consultar el
correo o las redes sociales, o con el fin de realizar distintas gestiones. Cuando
nos encontramos fuera de casa o la oficina, el paso más habitual suele ser el
de aprovechar lugares que ofrezcan acceso
a redes WiFi públicas: bibliotecas, cafeterías, bares, universidades e
incluso plazas o parques. Sin embargo, lo que muchos desconocen, y otros
conocen pero prefieren ignorar, es que conectarnos
a estas redes abiertas supone asumir grandes riesgos de seguridad, tanto para nuestros equipos como, muy
especialmente, para la información que compartimos.